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Innovar es crear clientes, no solo construir productos

La innovación es un concepto clave en los ecosistemas de emprendimiento. Pero, ¿qué significa realmente innovar? Como consultor y Lean-Agile Coach, he visto de cerca que crear productos no es difícil; lo realmente desafiante es crear clientes. En un mundo donde la velocidad es clave, la innovación debe estar impulsada por experimentación, datos y propósito.

La gestión empresarial también es una ciencia, y como tal, no podemos perder de vista el uso del método científico. No se trata solo de tener buenas ideas, sino de validar decisiones con datos. Todo parte desde el dolor del cliente: salimos al mercado a observar, formulamos una hipótesis de negocio, diseñamos un experimento controlado, medimos, analizamos y sacamos conclusiones. Pero, ¿realmente hay accountability en nuestras empresas sobre la cantidad de experimentos, qué resultados generan y si el tamaño del efecto es real? Si no estamos midiendo, estamos adivinando.

El crecimiento exponencial no es un golpe de suerte, sino el resultado de una ecuación sencilla: Growth = Velocidad x Win Rate x Impacto. La velocidad de experimentación es clave, los casos de éxito en innovación no se deben a una gran idea inicial, sino a la capacidad de iterar y aprender rápido. Como dice Michael Schrage: Las grandes ideas suelen ser malos negocios, lo que necesitas es un experimento barato.

Otro error común es enamorarse de las herramientas o de la tecnología en lugar de partir desde el cliente. La innovación no empieza en un software o en una metodología específica, sino en comprender los dolores de nuestros usuarios y luego combinar hipótesis de negocio, métodos, procesos, talento humano, infraestructura y tecnología para resolverlos.

Finalmente, la innovación debe tener un propósito claro. No se trata de perseguir el hype de la inteligencia artificial, el blockchain o cualquier otra tendencia, sino de preguntarnos cómo podemos generar un impacto real en la vida de las personas. Queremos empoderar a los clientes, no deslumbrarlos con soluciones sofisticadas pero irrelevantes.

Innovar con impacto requiere disciplina, no solo creatividad. El ecosistema necesita emprendedores que validen, midan y ajusten, no solo que intuyan. 

.Por: Roberto Moraga